SIRENA
AZUL
Venía de
las más profundas honduras. Vestía gemas gastadas. Residuos de la corrosión de
antiguos barcos hundidos. Conocía la historia de las tempestades. Sus
hermanas le cantaron a Ulises. Horadaba la noche cuando apareció en la
playa. Él estaba en su casilla cuando destruyó su sueño y perforó el corazón
más hondo del silencio. Vestida de azul teñida por el mar, su madre, apareció
ante su lecho. El viento le sacudió el cabello. El hombre de manos grandes y
mirada oscura la invitó a amarla. Ella le demandó transformarse en carne y
hueso. Imposible la promesa. Seguirá por siempre azul como vino y dormirá en su
cama hasta que el Sol interrumpa el encantamiento y reste tan solo un
cementerio de besos.
ALBERTO
FERNANDEZ
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