sábado, 7 de enero de 2017

¡ALGO HABRÁ HECHO!

Su  casa, en la que ahora vivía, se  prestaba para festejar este cumpleaños de reconciliación. Son bastantes años los ochenta y la ocasión de la Navidad como para decir no concurro al convite. Desde temprano puso el lechón en la parrilla. Regalitos para  los que integraban su familia. Hijos, nueras, yernos e incontable número de nietos. Todos avisados con tiempo a través de mensajes al celular. La cita a las veintidós. Sobre una mesa diversas y coloridas ensaladas eran como una prolongación del verdor del pasto cortado al ras. Otra  de dulce para contrarrestar el salado sabor de la comida. Vinos y bebidas sin alcohol para todos los gustos. Champaña para brindar.  El placer de escuchar  su música preferida lo acompañaba en la tarea. No era mucha la labor ya que el cerdo ya conocía su destino y sabía esperar para complacer a sus destinatarios. Se empezó a inquietar cuando el reloj marcaba las 11 y 30 horas. Pensó en imprevistas situaciones que,  a menudo, retrasan los encuentros. A la media hora salió a la calle. El teléfono no sonaba. A medianoche pasaban los recolectores de residuos. Cuando llegaron los invitó al asado que aceptaron con gusto indicando  que sólo  tenían 45 minutos para acompañarlo. Algo quedaba en la parrilla cuando se acostó a dormir.


ALBERTO FERNANDEZ (Furnita)

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