LAS PALABRAS
Acostado y siempre mirando al cielo. Los días de nubes
pacíficas, o alguna vez negras y furiosas.
Saben que no caerán como los pájaros heridos, como las aguas de las
lluvias. El Sol más allá. Aún
más lejos millones de astros y estrellas. Hombres
y máquinas auscultaron el universo. Solo
uno de
ellos. Innumerables soles y lunas.
Trozos de materia en viajes rebeldes ausentes de proyectos
conocidos. Basura sin destino. Gabriel conocía las
flores, las montañas, los ríos y los
mares. Sabía
del bien y el mal, la vida y la muerte, pero esperaba una respuesta a su angustia
existencial. Las
palabras llegaron un día y en voz baja desde lo más profundo
del infinito; como al oído: “No existo”.
ALBERTO FERNANDEZ (Furnita)
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