lunes, 9 de enero de 2017

YO

YO


Me piden mi identidad. Nada ilegal. Me dicen que los recuerde. Lo haré.  Mi madre demasiada niña, 

demasiado anciana. Mi padre adusto, encargado de hacer cumplir la ley. Todos con bajos recursos. 

Juguetes trocados por fantasías. Escuela normal primaria, escuela normal secundaria. Pura docencia. 

Pubertad y juventud en total militancia  teórica. Universidad, nada más que conjetural. Mi segundo 

diploma. Solo papeles enmarcados con orgullo. ¡Cuánto laburo costó! Fui soldado. Las armas 

oxidadas nos temblaban en las manos. La dictadura, la guerra inútil ¿no me dijiste que recordara? Las 
mejores películas, el otro teatro independiente, el Colón allá arriba. El todo Bs.As. Descargábamos 

fantasías en las sillas de los cafés. En el bar La Paz hablábamos de Revolución. Luego la profesión 

en donde hombres y mujeres me contaron sus historias. Me casé, todo legal (Se usaba, sabés). No fue 

“lo que te toca te toca”, a mí me tocó lo bueno. Cumplí, exagerado, las tres entidades de la vida: 

planté árboles, Seis hijos, tres libros. Abrazado a Julia le digo: ¡qué familión! En la Patagonia 

hubiéramos sido pobladores.



ALBERTO FERNANDEZ  (Furnita)

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