YO
Me piden mi
identidad. Nada ilegal. Me dicen que los recuerde. Lo haré. Mi madre demasiada niña,
demasiado anciana. Mi
padre adusto, encargado de hacer cumplir la ley. Todos con bajos recursos.
Juguetes trocados por fantasías. Escuela normal primaria, escuela normal
secundaria. Pura docencia.
Pubertad y juventud en total militancia teórica. Universidad, nada más que conjetural.
Mi segundo
diploma. Solo papeles enmarcados con orgullo. ¡Cuánto laburo costó!
Fui soldado. Las armas
oxidadas nos temblaban en las manos. La dictadura, la
guerra inútil ¿no me dijiste que recordara? Las
mejores películas, el otro
teatro independiente, el Colón allá arriba. El todo Bs.As. Descargábamos
fantasías
en las sillas de los cafés. En el bar La Paz hablábamos de Revolución. Luego la
profesión
en donde hombres y mujeres me contaron sus historias. Me casé, todo
legal (Se usaba, sabés). No fue
“lo que te toca te toca”, a mí me tocó lo
bueno. Cumplí, exagerado, las tres entidades de la vida:
planté árboles, Seis
hijos, tres libros. Abrazado a Julia le digo: ¡qué familión! En la Patagonia
hubiéramos sido pobladores.
ALBERTO FERNANDEZ (Furnita)
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