UNA MUECA DEL DESTINO.
Entre tragos y tragos, en el salón, no quedaban parejas sin
bailar. Aún en la barra sus cuerpos se
contorneaban al ritmo de la estruendosa música. Todo latino: el disc-jockey lo
había decidido. Dulce y Demián cantaban sus letras a coro con Marc Anthony.
“Voy a vivir el momento – para encontrar el camino” Por cierto lo estaban viviendo. Ambos
olvidaron sus trabajos para la próxima semana. Ella debía discernir entre la
metodología cuantitativa, la perspectiva histórico-biográfica. Los Sueños de
Freud, el conductismo y la teoría integradora en Psicología ¿Y la Gestalt? Él
en Filosofía, explicar la meta teoría de Godel, la ética de Kant y la teoría
crítica de la Escuela de Fráncfort.
Ahora sólo el amor, los deseos y la alegría. Rumbo al departamento donde siguieron con sus
impulsos primarios entrelazados en los vapores del alcohol.
Al amanecer había que volver. En la ruta desierta el BMW
volaba raudo. De pronto sintieron un fuerte deseo de unir sus bocas. Como lo
desearon, lo hicieron. El camino seguía derecho, el automóvil no.
Quedaron allí pedazos desperdigados de temas sin resolver.
La teoría de Wundt rechazada por la cualitativa. La perspectiva infanto
juvenil. Sigmund y los otros. El enfoque totalizador de Maslow.
También pedazos sin aclarar de la incompletitud en
filosofía. ¿Y los antiguos griegos? El viejo Kant entre los hierros
retorcidos. Tramos sin explicar de las
teorías críticas. Engels. Todos.
El beso final quedó como una impronta estampado en el
volante. La radio insistía redundante: “Quédate conmigo – quédate a mi lado –
junto a mí – junto a mí”
ALBERTO FERNANDEZ (Furnita)
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