EXPATRIADA
Querido
Compañero: La célula fue desbaratada. Para poder escapar “Costa’ y yo tuvimos
que disfrazarnos de paisanos. Como si fuera una pareja que vuelve al pueblo
después de una llamada desde Buenos Aires para ver, por última vez, al abuelo enfermo.
Eso era lo que manifestábamos cuando se acercaban algunos de los cientos de
personas que esperaban la llegada de su tren de destino. Llevábamos una valija
con ropa informal por si nos detenían en averiguación de antecedentes como
sospechosos a raíz de un identi kit
elaborado por la policía política. Con acento provinciano hablábamos con
los pasajeros haciéndoles preguntas tontas. No semejaba en nosotros ninguna
intelectualidad. Incluso conversamos con los dos agentes diciéndole que era la
primera vez que veníamos a la Capital y si en realidad ese era el tren que nos
llevara a la Provincia. De modo amable nos asesoraban respecto de los asientos
que tendríamos que tomar para ver bien el paisaje del recorrido. Nos
advirtieron, así mismo, que tuviéramos mucho cuidado con los escurridizos
ladrones que poblaban las estaciones. Sobre todo con las valijas. Un pasajero
le hizo notar a “Costa’ que en nuestro destino declarado podría estar nevando y
el buen tino de llevar puesto ese sobretodo. Con el pretexto de ir al baño
escapé de la estación y me puse a salvo en la Embajada de Dinamarca. La guardia
no me dejaba entrar pero logré la atención de un diplomático que caminaba por
el jardín. Lo llamé y le expliqué mi situación de prófuga política. Gracias a
ellos estoy en este país y sé que tú estás también aquí. Sólo tengo la
dirección de tu madre. Necesito
contactarme contigo. MARTA
ALBERTO FERNANDEZ (Furnita)
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