jueves, 12 de enero de 2017

EL ULTIMO NAUFRAGO DEL TITANIC


Hice una casa. Traje a mis labriegos ya ancianos. Mi mujer y mis cuatro hijos. De pronto una luz oblicua nos estremeció en la mañana. Las paredes temblaron a la caída de las bombas. Todo se
derrumbó sobre las cosas y las vidas. Aún estaba el que me prometió una vida de desasosiego. 

Cuando le hice el reclamo me dijo que otro dios lo había ordenado. Tenía que tener fe.
En otro Aleppo volvería  a construir mi casa y cobijar a los labriegos, mi mujer y mis cuatro hijos. Que me despidiera. Esta vez no le creí. Todos ellos habían muerto por su orden. Nunca más me contestó. Fui al rescate de mi vida solitaria. Era el último de los náufragos. Vino un nuevo dios a decirme que él era el verdadero. Demolida mi fe, después de tantas mentiras, recé al revés para el que ya no existía.  


ALBERTO FERNANDEZ (Furnita)

No hay comentarios:

Publicar un comentario